lunes, 31 de diciembre de 2012

Capítulo 15.

Los siete jóvenes se encontraban sentados en los sofás y sillones alrededor de una mesa baja, jugando a las cartas. Todos concentrados en el juego. Tan sólo con el sonido de la radio puesta de fondo y algún que otro comentario sin sentido de alguien que provocaba la risa de las personas restantes.
- Oye Helen - habló Elisabeth una vez había dejado de jugar - ¿Tú has recogido la ropa que hay tendida de la azotea? Porque creo que va a llover. 
- No... Ayer entre unas cosas y otras se me olvidó. Cuando termine de jugar lo hago. - dijo ella sin levantar la vista de sus cartas. 
- No te preocupes, voy yo que he terminado de jugar. 
- Espera Beth, yo también he terminado. Te acompaño.
- Suerte con la partida. - dijo la chica rubia antes de salir del apartamento con un cesto de plástico entre los brazos y Niall tras ella.
- Apuesto lo que sea a que gana Louis. - dijo el irlandés mientras pulsaba el botón para que el ascensor llegase a ese piso.
- ¿Tú crees? Helen también es muy buena. Yo apuesto que gana ella.
- Si gana Helen ganas la apuesta, y si gana Louis, gano yo.
- Acepto, ¿Qué nos vamos a apostar? - preguntó la chica mientras los dos amigos estrechaban las manos. 
- Ya veremos. Digamos que no es algo material. Un favor. Quien pierda, le debe un favor al otro.
- Está bien. - dijo ella sonriente. 
Salieron del ascensor para más tarde subir seis peldaños y encontrarse con la puerta que daba a la azotea. Una puerta metálica y pesada, cubierta de pintura plateada que Elisabeth consiguió abrir con bastante dificultad.
- Vaya... Esto es... Increíble. - dijo él mientras se asomaba a la barandilla que protegía a cualquier persona de una caída desde un décimo quinto piso.
- Sí. Tiene una vistas impresionantes para ser un simple edificio del centro de Londres. - decía ella mientras agarraba un pantalón que había colgado en una cuerda. 
Entre los dos consiguieron terminar justo a tiempo. Mientras Niall dejaba la última camiseta en el cesto, una gota de agua caía sobre su nuca. 
- ¿Está empezando a llover? - dijo mirando al cielo encapotado. 
Elisabeth asintió al ver caer con más rapidez las gotas sobre la palma de su mano, que mantenía extendida.
- Si no nos vamos, te resfriarás, y lo último que quiero es que enfermes por mi culpa y falles a millones de fans. 
- No te preocupes tanto por mí. Tú también te resfriarás y no me gustaría que Helen me regañara, dicen que los italianos no tienen buen humor.
Aquello hizo que la chica estallara en carcajadas.
- Me encanta este sitio. Cuando llueve las vistas son más bonitas.
La lluvia no dejaba de caer sobre sus ropas pero parecían no inmutarse. Contemplaban la ciudad en la que ambos vivían pero de la que ninguno provenía. 
- Vamos a bajar, anda. - dijo Elisabeth mirando fijamente a los ojos azules de su acompañante. 
- Sí, vamos. 
De nuevo, hicieron el camino que antes habían realizado para subir a aquel maravilloso lugar. Entraron en el apartamento donde todos recogían el salón. 
- ¿Quién ha ganado? - preguntó Niall guiñándole un ojo a su amiga.
- Louis. - respondió Harry.
- Me debes un favor. - se limitó a decir sonriente.
- No seas demasiado exigente. - respondió ella tras devolverle el guiño.
Elisabeth se dirigió al dormitorio donde dejó el cesto de plástico mientras Niall se acercaba a una de las fotos que había colgada en la pared.
- ¿Te puedo preguntar quién esta niña tan graciosa? - dijo él señalando la foto ya nombrada en la que aparecía una niña de unos dos años vestida con un traje de gitana bajo un hilo de luces y banderitas, en medio de un césped con mucha gente pasando a sus espaldas.
Elisabeth se acercó y, al ver la foto que su amigo señalaba no pudo evitar sonrojarse.
- Es Helen. - mintió.
- ¿De verdad? Juraría que es española. Se parece mucho a una que conozco yo. - dijo en tono de burla.
- Vale, sí, soy yo... Pero Helen me obligó a colgarla.
- ¡Te he oído y es mentira! - gritó ésta desde el salón.
Elisabeth, sonrojada iba a replicar, cuando Liam irrumpió en la estancia con media sonrisa.
- No quiero interrumpir.
- Tranquilo, no te interrumpes. - le calmó la chica con una gran sonrisa.
- Eleanor ha llamado a Lou, dice que va a venir con las chicas al ensayo. ¿A ti te importa?
- En absoluto. - dijo ella.
- También ha llamado Paul - dijo esta vez dirigiéndose a Niall - dice que ha mandado a Alfred a por nosotros. Estará aquí en media hora.
- Está bien. - respondió él.
- Tengo una pregunta. ¿Cómo vamos a caber todos en un coche?
- Alfred traerá una furgoneta. - respondió el chico castaño justo antes de salir de la habitación seguido de Niall y Elisabeth.

miércoles, 26 de diciembre de 2012

Mensaje.

From: Elena Simply Love
To: Lectoras/es
Mensaje enviado 26/12/2012 a las 16:05.

Hola amorcitos, simplemente quería agradeceros todo ese apoyo que estáis poniendo en mi novela. La verdad, siempre pensé que no me saldría bien si tuviese una novela Directioner pero por lo que veo estoy consiguiendo bastante más apoyo y muchas más visitas así que quería daros las gracias por todo ello. Tan sólo 7 seguidores aquí en Blogger pero bastantes más lectoras en tuenti y ya me siento afortunada. Gracias. 
Elena Simply Love. 

sábado, 22 de diciembre de 2012

Capítulo 14.

- Hola Beth. - el chico la miró de arriba a abajo sonriente. - Que sepas que me encanta tu  pijama.
Elisabeth pudo notar como su cara entera enrojecía y Niall también lo notó.
- Es que... Me he levantado hace una hora y...
- Vamos Beth, no me tienes que dar explicaciones ni avergonzarte. Somos amigos. - dijo propinándole un beso en la mejilla.- ¿Podemos pasar? 
Entonces la chica asomó la cabeza por detrás de su invitado y pudo ver cuatro rostros sonrientes a la espera de su respuesta. 
- Mmm... sí. Pasad a la cocina y ahora vamos nosotras. 
Tras decir aquello, entró rápidamente al salón en el que su amiga terminaba de recoger las cartas y todo lo que estaba fuera de su lugar. 
- Vamos a cambiarnos rápido que han venido Zayn, Louis, Liam, Harry y Niall.
-  ¡¿Qué?! - preguntó atónita mientras corría hacia ella. 
- Que han venido Za...
- Ya te he oído. ¡Corre vamos a cambiarnos! - dijo la italiana agarrándola de la muñeca para más tarde arrastrarla hasta la habitación.
Los chicos reían en la cocina al escuchar la conversación. 
Tras apenas cinco minutos de espera, las dos amigas salieron vestidas y aseadas.
- Hola chicos. ¿Queréis algo de beber o de comer? - dijo Helen.
- No, gracias. - habló Niall.
Las miradas asombradas  de los chicos se posaron sobre él, que se encogió de hombros sonriente.
- Bueno pues entonces vamos al salón y me explicáis que hacéis aquí. - respondió esta vez Elisabeth. 
Y así hicieron. Todos se dirigieron al salón y se repartieron en los dos sofás que había. Helen, que estaba sentada junto a Liam preguntó:
- ¿Os quedáis a comer?
- Tampoco queremos molestar... - dijo el chico del pelo castaño.
- No molestáis. - dijeron las compañeras al unísono. 
- Además - continuó Elisabeth con una sonrisa mientras se dirigía a la cocina - estaba a punto de hacer tortilla de patatas. 
- Bueno nos quedamos si vosotras nos acompañáis al concierto de esta noche. - habló Zayn.
- Es que... no... no... sé... - tartamudeó la chica de larguísimo cabello castaño y ojos color miel. 
- Por favor... A nuestro Niall le hace ilusión. - suplicó Harry poniéndo muecas. 
- Bueno... está bien... 
Todos los chicos sonrieron satisfechos, lo que hizo sonreír a ella también. Entonces se fijó preocupada en la mano de Niall que seguía vendada. 
- Está perfectamente, no te preocupes. - dijo éste al notar su mirada.
- Está bien. Bueno esperad aquí mientras pongo la mesa.
- No, no. Tú quédate aquí y nosotros ponemos la mesa. - dijo Liam mientras la agarraba suavemente del brazo con dulzura.
Acto seguido todos los chicos se levantaron de su sitio y se dirigieron hacia la cocina para ayudar a Elisabeth excepto Niall, que se sentó junto a Helen en el otro sofá.
- ¿Qué ha ocurrido?
- ¿Qué? No ha ocurrido nada.
- Beth me ha dicho que estabas deprimida y que no querías ir a nuestro concierto. ¿Por qué estás deprimida?
Helen bajó la mirada y pensó en el día anterior. En Charlie. Automáticamente se llenaron los ojos de lágrimas. Lágrimas que quiso ocultar ante aquel chico que la miraba con preocupación. Niall pasó su brazo alrededor de sus hombros y la atrajo hacia él dándole así un tierno abrazo.
Una extraña sensación invadió a la chica. Apenas le conocía y ella tampoco le conocía a él, sin embargo allí estaba Niall abrazándola como a una amiga.
Iba a explicarle el motivo de su depresión cuando el teléfono de su compañera comenzó a sonar al lado suya. Vio que el prefijo telefónico era de España así que supuso que era la familia de Elisabeth. Ésta entró a paso rápido en el salón, agarró el teléfono y descolgó.
- ¿Si? ¡Hola Papá! ... Espera cálmate... ¿Qué? No no... Papá deja que me explique... Que yo no estoy saliendo con él... ¡Papá! ¡Deja de gritarme! - la conversación en español transcurría cada vez en tonos de voz más altos. - ¡Que yo no tengo novio! ¡Estoy estudiando como prometí!... Me está enseñando a tocar la guitarra... Por favor Papá... 
Los ojos de Elisabeth se estaban llenando de lágrimas, así que se dirigió a su dormitorio para hablar con más tranquilidad con su padre.
Los chicos ya habían terminado de poner la mesa y habían servido la comida en los platos. Estaban sentados en el salón hablando, evitando así escuchar los gritos de la chica en su habitación. Esperando a que ella terminara de hablar. Hasta que por fin salió de la habitación con el teléfono hecho añicos.
- ¿Qué ha pasado? - preguntó Helen con miedo.
- Mi padre ha visto una revista en la que salgo con Niall que dice que es posible que estemos juntos. Al leerlo se lo ha creído y me ha dicho que si estoy desperdiciando el tiempo con chicos famosos que se tiran a cualquier chica, que vuelvo a España. - explicó mientras todos se servían un poco de comida en sus platos.
Niall la miraba con aire de culpabilidad.
- Tranquilo, ha dicho que como vuelva a ver una revista de esas que me obliga a volver, pero mientras tanto puedo seguir aquí. Sólo debo tener cuidado con la prensa.
- ¿Y qué le ha ocurrido al teléfono? - preguntó Louis.
- Normalmente soy tranquila, pero mi padre me ha sacado de quicio y cuando he colgado, he tirado el teléfono a la pared sin querer. - explicó ella tras una pequeña risa.
- Entonces eres como Liam, nunca te enfadas pero cuando lo haces,lo haces bien. - respondió el mayor provocando la risa de todos los presentes. 

lunes, 17 de diciembre de 2012

Capítulo 13.

Llegó a casa agotada. Con lágrimas en los ojos. Era la hora de la cena pero no tenía demasiada hambre. Caminó por el pasillo oscuro y se encerró en el baño. Ni si quiera había saludado a su compañera pero no se sentía con fuerzas. Se miró con detenimiento en el espejo. Estaba pálida y tenía los ojos rojos e hinchados. Nunca lo admitiría pero amó a Charlie. Estuvieron un dos años y medio juntos y ahora él lo había fastidiado todo. Sí, seguía enamorada. Pero no confiaba en él y sin confianza, aquello no iba a ninguna parte. Tras lavarse la cara para tener un aspecto decente que poder mostrarle a su amiga, salió del baño.
- Hola Elisabeth.
- ¿Elisabeth? ¿Me acabas de llamar Elisabeth? Helen ¿Qué ha pasado?
- ¿Eh? Nada.
Por mucho que lo intentase, sabía con seguridad que su compañera la conocía como si fuera su hermana y por lo tanto, no podía ocultarle nada.
- Charlie y yo hemos terminado definitivamente.
- ¿¡Qué!?
Helen asintió con desgana mientras su amiga la abrazara. Ambas se dejaron caer en el sofá.
- Helen... Yo pensaba que tan sólo os habíais dado un tiempo. Y que fuiste tú la que lo dijo.
- Fuí yo. Necesitaba tiempo para darme cuenta de que esto no iba a ninguna parte. Se acostó con otra Elisabeth, esa fue la señal.
- Bueno, tú ya sabes que en estos temas, es tu corazón el que debe elegir, al fin y al cabo, él va a ser el que saldrá beneficiado o perjudicado. Ahora vamos a descansar que mañana tenemos un concierto al que asistir.Y por cierto, deja de llamarme Elisabeth. - terminó de decir mientras arrastraba a su amiga de la mano hasta la habitación.
- Espera, ¿concierto?
- Sí, Niall me ha pedido que vayamos a verles. La idea es que se viene aquí a darme las clases y después le acompañamos al concierto.
- Está bien. Buenas noches El...Beth. Buenas noches Beth.
- Buenas noches Helen. - dijo mientras terminaba de recoger un poco su parte del dormitorio.

Entreabrió los ojos y con rapidez los volvió a cerrar, deslumbrada por el sol. Giró la cabeza hacia su derecha y los abrió de nuevo. Su compañera no estaba en la cama. Con pereza, se destapó dejando su pijama rojo y blanco expuesto al muy pocas veces visto, sol londinense. Caminó descalza hasta el salón, donde su amiga permanecía sentada viendo la televisión con un cubo de helado de chocolate y un cucharón entre las manos.
- Buenos días. ¿Estás desayunando helado de chocolate?
- Sí. - respondió seca. - Oye...Lo del concierto... No tengo demasiadas ganas...
- Cariño, desayuno y decidimos que hacer. ¿Vale?
Su amiga no contestó pero decidió no reprocharle nada. Sabía que su ruptura con Charlie la estaba afectando aunque no quisiera admitirlo. Se dirigió a la cocina y sentada en la encimera, mientras desayunaba, ordenaba sus ideas. Le apetecía volver a casa en Navidad pero no podía permitirse el lujo de viajar y sus padres le pagaban demasiado.
- ¡Elisabeth! ¡Es Niall! ¡Está al teléfono!
¿Cuándo había sonado su teléfono? Caminó hasta el salón y mientras agarraba su móvil contempló a su amiga. Podía ver tristeza en sus ojos.
- Sabes que odio que me llames Elisabeth. - dijo arrancándole una sonrisa.
- ¿Elisabeth? - dijo la voz de su amigo al teléfono.
- ¿Tú también? Dejad de llamarme por mi nombre completo.
- Perdona Beth. - dijo tras una pequeña risa. - Te llamaba para decirte que Alfred pasa a por vosotras sobre las ocho.
- Bueno... respecto a eso... no vamos a ir al concierto.
- ¿Eh? ¿Por qué?
- Verás es que Helen está un poco... - dudó antes de decirlo - deprimida y no me gustaría dejarla aquí sola.
- En ese caso no te preocupes. Debo colgar. Adiós Beth, besos.
- Adiós.
Dejó unos segundos el teléfono pegado a la oreja. Su manera de despedirse había sido un poco extraña, pero unos sollozos procedentes del salón la hicieron reaccionar sin darle tanta importancia a aquella conversación telefónica de apenas dos minutos.
- Helen ¿Qué te ocurre?
Dijo acercándose a paso rápido a su amiga, quien lloraba en suelo desconsoladamente.
- ¡Todo es basura! ¡Las películas mienten! - gritaba.
- Tranquila, Hel, son ficción. Son cuentos chinos. Nunca se cumplen. - decía Elisabeth mientras la abrazaba.
- ¡Mentira! Mira como tú y Niall...
- Nada. Entre Niall y yo no hay más que amistad.
Elisabeth sabía que esto sólo sería el principio. Sabía que su amiga había amado a aquel chico durante quizás, demasiado tiempo.
- ¿Qué te apetece hacer?
- Nada... - susurró mientras se sentaba de nuevo en el sofá.
- Sí venga, vamos a jugar a las cartas.
- Pero si odias jugar a las cartas. - se extrañó la italiana.
- ¡Porque siempre me ganas! - gritó la chica mientras buscaba una baraja en los cajones de su escritorio.
- Es que eres muy mala. - dijo Helen mucho más animada cuando su amiga se hubo sentado en frente suya con las cartas entre las manos.

Tras una hora de reñidas batallas de naipes, las dos compañeras de piso decidieron parar. Estaban pasando una mañana de risas con el fin de animar un poco a la afectada.
- ¿Tienes hambre? - preguntó Elisabeth.
- Un poco... ¿Qué cocinamos hoy?
- ¿Te apetece sopa o algo así calentito?
- No sé... Sopa tomamos el otro día... ¿Por qué no haces la comida esa española que tanto me gusta?
- ¿Tortilla de patatas? - preguntó la chica rubia.
- Sí.
- Está bien.
Mientras se dirigía a la cocina, el timbre de su apartamento sonó. Elisabeth se acercó a la puerta y abrió.
- ¿Qué haces aquí? - preguntó un poco confundida.

domingo, 9 de diciembre de 2012

Capítulo 12.

En el cuarto piso de uno de los edificios de Abbey Road el timbre de uno de los apartamentos hacía su agudo sonido una y otra vez. Helen, salía del baño liada en una toalla, con su pelo mojado recién desenredado, caminando hacia la puerta con sus descalzos pies dejando huellas en el frío parquet.
- ¡Ya voy!¡Ya voy! - gritó mientras el timbre no dejaba de ser pulsado.
Abrió la puerta con rapidez sin dejar ver todo su cuerpo desnudo, tan sólo cubierto por un paño de baño.
- Hola Helen. ¿Qué...?
- ¿Qué haces aquí? - preguntó cortante interrumpiendo la frase del chico que estaba en la puerta.
- Vengo a verte. ¿Puedo pasar?
- No Charlie, vete a casa y déjame. - dijo haciendo ademán de cerrar la puerta.
- ¿Por qué te has ido así de la heladería? - preguntó de nuevo poniendo el pie en la puerta.
- Porque me daba la gana. Y ahora, si no te importa tengo que vestirme.
Y con un movimiento rápido e inesperado, cerró la puerta con un golpe. Caminó hasta la habitación y allí terminó de vestirse y arreglarse. Con sus vaqueros oscuros, su camiseta negra, una rebeca roja encima y sus botas del mismo color de la camiseta se dirigió a la cocina a por la lista de la compra y el dinero. Miraba las notificaciones de su móvil mientras se ponía su chaqueta. Salió y cerró la puerta con llave mientras pensaba en todo lo ocurrido en la tarde. Hasta que algo la sacó de sus pensamientos. Alguien la seguía escaleras abajo.
- Charlie, te he dicho que te vayas, que me olvides. Por favor. - dijo la chica con desesperación.
- Helen, déjame explicarte. Te estás equivocando.
- ¡No me digas que me estoy equivocando! ¡Yo no estoy ciega ni necesito gafas! Así que puedes cerrar la boca porque sé perfectamente lo que he visto.
- Por favor tranquilízate y escúchame.
- Mira Charlie, no te lo repito más; no quiero hablar contigo. Y ahora, si no te importa, tengo que hacer la compra. - concluyó cerrándole la puerta del portal en las narices.
Avanzó hasta el supermercado a paso rápido. Tras entrar y coger un carro, contempló la larga lista de la compra. Se dirigió primero al pasillo de los dulces y comenzó a meter productos alimentarios en aquella cesta metálica con ruedas.
- Te voy a perseguir hasta que me escuches.
- ¡¿Otra vez?! ¡Qué me olvides de una vez!- gritó mientras se daba la vuelta para mirarle fijamente a los ojos.
Pudo notar la mirada de todos los presentes en aquel pasillo del supermercado sobre ella. Observó de nuevo al chico y pudo ver una mirada de arrepentimiento. Aquella mirada que un día hizo que se derritiese.
- Está bien. Hablaremos, pero tengo que hacer la compra así que quedamos dentro de una hora en la cafetería de Brick Lane. Ahora lárgate.
Charles suspiró con alivio y salió de aquel supermercado.

- Muy bien, ahora coloca los dedos para tocar 'Sol'.
Elisabeth obedeció.
- Qué rápido aprendes.
- Es más fácil de lo que pensaba. - dijo ella con una sonrisa.
- Sólo se necesita tiempo para perfeccionarlo.
Tras un intercambio de sonrisas decidieron descansar un poco.
- ¿Qué me queda por aprender?
- La canción. Ya te sabes las notas, ahora sólo tienes que aprender la canción.
- Es un poco complicada...
- No lo es tanto si te ayudo yo. - dijo provocando las carcajadas de la chica.
- ¿Te molesta la venda? - preguntó ella.
- No, no te preocupes estoy bien. ¿Quieres que mañana te siga dando clases?
- Bueno, si no te importa... El problema es que mañana tenéis concierto.
- Es verdad... Bueno te puedo dar clases, me acompañas hasta allí y luego os podéis quedar en el concierto. - propuso Niall.
- ¿Podéis?
- Sí. Helen también puede ir.
- ¡Seguro que le encantará la idea! - dijo Elisabeth ilusionada mientras se sentaba en la encimera de la cocina de su amigo.

Iba camino de su cafetería favorita en Brick Lane pensando en él. En Charlie. Helen estaba cansada de que todo le saliera mal. Se preguntaba una y otra vez por qué había accedido a escucharle.
Abrió la puerta y dirigió la mirada hacia las mesas pegadas al ventanal. Allí estaba él, con su perfecta sonrisa, pasándose la mano por su pelo rubio casi castaño, estaba nervioso. Se acercó hasta él con tranquilidad.
- Hola. - saludó seca mientras se sentaba en el sillón que había en frente del chico.
- Hola preciosa. - dijo con una sonrisa.
- Habla. Te escucho.
- Yo... no sé por dónde empezar. Yo te quiero Helen. Nunca quise hacer daño, ni que esto acabase. Estaba borracho, entiéndeme.
- ¿Qué te entienda? Vale, estabas borracho, te acostaste con otra. Pero esa es prueba suficiente para mí de que esto debía acabar.
- ¿Cómo puedo convencerte de lo contrario?
- No puedes. - dijo ella levantándose.
- No te vayas. Empecemos de cero. - dijo agarrándola de la muñeca con su fuerte mano.
- Charlie, no quiero empezar de cero. Quiero olvidarme de ti. Quiero apartarte de mi vida. Y me gustaría que hicieses lo mismo. - dijo mientras se sentaba de nuevo.
- No puedo. Yo te quiero. - dijo él con los ojos llorosos.
- Charlie yo...No quiero volver a verte. Me fui de la heladería esta tarde porque no quiero verte. Me hiciste daño y aunque te perdone, nunca te volveré a querer como antes lo hice.
- Pero dijimos que esto sería para siempre. - esta vez dejó escapar una lágrima.
- A veces 'Para siempre' es una promesa difícil de cumplir. - dijo ella tras limpiarle aquella lágrima de dolor.
Con cuidado, se levantó, le besó en la mejilla y tras un simple 'Adiós' dejó allí sentado al chico que tantos sueños había protagonizado. Era el momento de pasar página.

viernes, 7 de diciembre de 2012

Capítulo 11.

- Tengo una pregunta. - dijo Helen cuando Zayn ya se había ido. - ¿Con qué guitarra vas a aprender a tocar? Tú no tienes guitarra. - dijo la chica señalando a Elisabeth.
- Yo tengo dos. - dijo Niall con una pequeña sonrisa. - Tendremos que ir a mi piso.
- No vamos a ir a tu piso porque hoy no me vas a dar clases. Mira tu mano, así no puedes tocar.
- Beth, puedo tocar perfectamente con la venda que me has puesto.
Ella no seguía demasiado convencida.
- De verdad, no te preocupes. - dijo él sonriente.
- Está bien, pero en cuanto te moleste paramos. Helen, - continuó girándose hacia ella - ¿puedes hacer tú la compra?
- Claro, no te preocupes y ahora, iros que se os hace tarde.
Ambos cogieron sus chaquetas y salieron del piso.
- ¿Vamos en autobús? - preguntó la chica.
- Sí. Si no te importa, claro.
- No tranquilo, a mi no me importa. - respondió mientras sacaba unas monedas del bolso.
El autobús paró justo cuando ellos llegaban a la parada por lo que no tuvieron que esperar. Se sentaron en los asientos del final y aguardaron a que el vehículo llegase a su destino.
- Niall. Por favor. ¿Te importaría hacerte una foto conmigo? - dijo una pequeña de unos diez años dulcemente mientras se acercaba.
- Claro que no me importa, pequeña. ¿Nos la puede hacer mi amiga?
- Vale. Puedes pedirle a Elisabeth que nos la haga. - habló con su inocente vocecita.
La muchacha rubia abrió los ojos como platos mientras cogía la cámara que sostenía la pequeña con cuidado.
- ¿Me conoces? - dijo segundos después de pulsar el botón de disparo de la máquina fotográfica.
- Sí. Eres la chica que perdió su teléfono en el autobús. Gracias por la foto. - dijo con una dulce sonrisa.
Niall sólo sonreía mientras contemplaba como aquella niña se dirigía con felicidad hacia su madre.
- ¿Cómo sabe que te perdí mi teléfono? ¿Cómo sabe que me llamo Elisabeth? - preguntó con confusión.
- ¿Sabes? La gente se entera de muchas cosas a través de algo llamado "Internet".- bromeó.
- Qué gracioso. - dijo irónicamente. - ¿No es esta nuestra parada?
Los dos amigos dirigieron la mirada hacia la ventana. Con rapidez bajaron de los asientos y salieron corriendo hacia las puertas que en estaban a punto de cerrarse. Tras empujones y disculpas consiguieron salir del autobús en la parada correspondiente. Se miraron a los ojos fijamente y más tarde estallaron en carcajadas.
- Eres un despistado. Si no llego a estar yo ahí, nos pasamos de parada. - dijo ella calmando su risa.
- No es cierto, es que me distraes.
- Sí claro, será eso. - dijo ironizando de nuevo.
El chico por su parte, se limitó a reír.
- Niall, ¿Qué edad pensabas que tenía? - preguntó ella recordando la pregunta de Zayn a la hora de comer.
- ¿Cómo? - dijo él confundido mientras abría la puerta del ascensor.
- ¿Cuántos años creías que tenía antes de que Zayn me lo preguntase?
El ascensor subía hasta el último piso.
Ambos seguían callados. Elisabeth esperaba la respuesta de su amigo mientras éste abría la puerta de su piso con las llaves. Al entrar en el piso pudo contemplar de nuevo las paredes de colores azulados y verdosos, con su enorme salón ocupado por unos sillones y sofás blancos, una enorme televisión encima de un mueble de madera y una mesa baja de un color grisáceo. Las combinaciones de colores eran extrañas pero no sólo quedaban bien sino que era una manera muy original de tenerlo todo decorado.
- No lo sé. Supongo que te imaginaba más mayor. - dijo sonriente.
Elisabeth le miró con una dulce sonrisa. No entendía que le veía a ella de mayor. Era tan normal como cualquier chica de su edad, o al menos eso pensaba. Tras unos segundos de silencio continuó inspeccionando el ático con la mirada.
- Es todo tan... amplio, con unos colores tan... no sé. Te parecerá extraño pero me relaja estar aquí.
- Sí, a mi también me relaja. Lo decoré así porque no me gustan los espacios pequeños.
De nuevo unos segundos de silencio.
- Bueno, subamos a la sala de música.
- ¿La sala de música? - preguntó ella mientras le seguía por las escaleras.
- Sí. ¿Preparada? - dijo agarrando el pomo de la puerta mientras le miraba a los ojos.
- Preparada.
Niall abrió la puerta, dejando ver así una habitación que ya por sí sola, irradiaba inspiración.

sábado, 1 de diciembre de 2012

Capítulo 10.

- ¿Si?
- ¿Elisabeth Black? - dijo una voz desconocida.
- Sí. ¿Quién es?
- Soy Zayn. ¿Está Niall contigo?
- Sí. Sube y hablamos, fuera hace frío.
- Está bien. Está aquí el pizzero. ¿Os subo las pizzas?
- Sí por favor. - respondió la chica con amabilidad.
Elisabeth se dirigió a la puerta para abrir al chico. Se apoyó en el marco y espero a que subiese. La puerta del ascensor se abrió y Zayn apareció con dos cajas de cartón y una pequeña sonrisa.
- Hola. - dijo ella con timidez.
- Hola Beth. He tenido que tocar a todos los pisos porque no sabía cual era el tuyo. Hasta que una señora del tercero me ha dicho que era este.
Elisabeth soltó una pequeña carcajada mientras dejaba paso a Zayn. Entró y cerró la puerta tras ella.
- ¿Zayn? ¿Qué haces aquí? - preguntó el irlandés asombrado mientras dejaba la revista en la que la banda era protagonista sobre la mesa.
- ¿Has pensado tomar pastillas para la memoria? Habíamos quedado para comer.
Los ojos del chico rubio se abrieron como platos. Se llevó la mano a la cabeza y miró a su amigo con expresión avergonzada.
- Zayn, quédate a comer con nosotros. - se ofreció la chica viendo la situación.
Sus dos acompañantes dirigieron la mirada hacia ella, quien inmediatamente se sonrojó.
- No quiero ser molestia. - dijo el chico moreno.
- No eres molestia. De verdad, quédate.
Niall escuchaba la conversación en silencio.
- Está bien.
Elisabeth se dirigió a la cocina satisfecha, sacó otro plato, otro vaso y las bebidas. Oía a los dos chicos hablando en el salón.
- Siento haberme olvidado.
- En realidad, Zayn, ha sido culpa mía.Yo le he distraído. - interrumpió la chica.
- Tranquila, no estoy enfadado. Pero Niall me tiene que recompensar.
- Esta bien. - dijo éste entre risas.
Una vez sentados, el nuevo invitado se dispuso a hacer una ronda de preguntas a la chica rubia.
- Elisabeth, ¿dónde estudias? - preguntó Zayn cogiendo una porción de pizza.
- En Buckswood School. - respondió ella tras darle un pequeño mordisco a su trozo.
- ¿Qué edad tienes? - siguió el mismo con su interrogatorio.
- Dieciséis.
Niall tosió un poco asombrado. Gesto que hizo reír a sus acompañantes.
- ¿Vives sola?
- No, mi compañera es una chica que va a la misma clase que yo.
- ¿Naciste aquí?
- No.
-¿De dónde eres entonces?
- De España.
Zayn dirigió la mirada hacia Niall que comía en silencio. Ambos se sonrieron.
- Pero no tienes acento español.
- Es que yo siempre he vivido aquí, mis padres me tuvieron en España hasta los dos años, después se vinieron aquí a vivir, pero hace unos años, decidieron volver y me dejaron quedarme aquí estudiando.
- ¿Tienes hermanos?
- Sí. Tengo un hermano pequeño.
- ¿Soltera?
Aquella pregunta hizo que la entrevistada y el irlandés se atragantasen al mismo tiempo. El invitado no pudo reprimir las carcajadas. Elisabeth, sonrojada miró a Niall que estaba igual que ella.
- Sí. Soltera.
- Está bien. Ya he terminado. - dijo satisfecho.
- Vaya Zayn, te habrás quedado a gusto. - dijo esta vez el chico rubio.
- Mucho. - sonrió.
La chica se levanto y empezó a coger platos mientras dejaba que hablasen con tranquilidad. Se dirigió a la cocina y comenzó a lavar los platos en silencio.
- Eh, ¿Te ayudamos?
Elisabeth se sobresaltó dejando que el plato mojado y lleno de jabón resbalase de sus manos para más tarde caer al suelo.
- Mierda. - dijo en un tono perfectamente audible.
- Lo siento Beth. Nos sentíamos mal dejándote aquí lavando los platos.
- No os preocupéis, es que soy muy asustadiza.
Mientras se secaba las manos con el trapo pudo oír sonar un teléfono móvil.
- Ahora vengo. - dijo Zayn mirando la pantalla del móvil con una sonrisa.
Elisabeth se agachó y comenzó a recoger los trozos de porcelana esparcidos por el charco de agua y jabón que había en el suelo. Pudo notar como Niall se agachaba a su lado y la ayudaba a limpiar. Se sentía incómoda teniéndolo tan cerca. El chico rubio apoyó la mano en el suelo.
- ¡Ah! Me he cortado... - dijo mirándose la palma de la mano que tenía un trozo de plato incrustado.
Ella dirigió la mirada hacia la herida y soltó un grito ahogado al ver aquello.
- Creo que tengo un botiquín en el baño. Espera aquí.
Elisabeth salió de la cocina saltando el charco con cuidado, apenas tardó un minuto en volver. Miró la herida preocupada, no dejaba de sangrar y el trozo de porcelana seguía incrustado. No tenía más de medio centímetro pero parecía doloroso. Dirigió la mirada hacia los profundos ojos azules del herido que sonreía levemente.
- ¿Cómo vais con el...? ¿Qué te ha pasado? - preguntó Zayn al ver la mano del chico.
- He puesto la mano en el suelo y me he clavado un trozo de plato.
- Niall, que poco cuidado tienes.
- Es culpa mía. Soy muy torpe. No se me debería haber caído el plato... - dijo un poco avergonzada.
- No Beth. Además que no hace falta que os preocupéis, estoy bien. Sólo tengo que sacarme este rozo de la mano y listo.
- Niall, ¿Cómo vas a tocar así la guitarra mañana en el concierto? - preguntó Zayn.
- Para mañana estaré bien.
Elisabeth cogió un algodón y empezó a limpiar la sangre.
- Te voy a sacar esto. Una, dos...
- ¡Ah! Se supone que se cuenta hasta tres. - dijo quejándose.
- Yo cuento hasta dos. - dijo ella con una sonrisa burlona mientras tiraba el trozo de plato a la basura. - No tengo vendas...
Zayn, que había recogido el resto de los trozos y en ese momento se encontraba fregando el charco de agua del suelo, miró hacia la chica.
- Creo que no hay farmacias por aquí cerca. ¿Se lo puedes pedir a alguna vecina? - preguntó.
- Está bien. - miró el reloj. - No tardo.
Elisabeth salió con rapidez del piso cerrando la puerta tras de sí.
- ¿Es ella la que sale en la revista del salón?
- Eso creo.
- ¿La llevabas de la mano?
- Estábamos huyendo de una masa de chicas.
- Pero a ti...
El sonido de unas llaves entrando en la cerradura y abriendo la puerta hicieron que Zayn no terminase la frase. Se oyeron unos pasos que se acercaban a la cocina.
- ¡Beth! ¡Ya he llegado! - gritó una chica mientras caminaba por el pasillo.
Segundos mas tarde asomó por la cocina Helen, quien al ver las personas que había en su cocina no tuvo otra reacción que gritar con toda la fuerza que sus pulmones le permitieron.
Los chicos se llevaron las manos a los oídos intentando que aquel grito que había inundado todo el bloque de pisos dejara de retumbar en sus cabezas. Niall hizo una mueca de dolor y apartó rápidamente la mano de su oído.
- Vosotros... Vo-vosotros sois... - tartamudeó.
- Zayn Malik y Niall Horan. - respondió el primer nombrado levantando la mano a modo de saludo.
- ¿Qué hacéis en mi cocina? Y ¿dónde está Beth?
- Aquí. - dijo su compañera pasando por su lado con un rollo de venda en la mano.
Helen la siguió con la mirada, suspiró profundamente y reflexionó en voz alta.
- Haber; Niall te va a enseñar a tocar la guitarra para la función de Navidad ¿verdad?
- Verdad. - respondió él.
- Y Zayn está aquí porque le he invitado a comer. - terminó de explicar la española.
- Ajá. Y ¿Qué ha pasado? - preguntó de nuevo la compañera de piso.
- Se ha cortado. - respondió el chico moreno con una sonrisa.
- ¿Y tú? ¿Qué haces aquí tan pronto? - preguntó Elisabeth una vez terminado de vendarle la mano al irlandés.
- Luego te contaré. Ahora voy a ir a hacer la compra y así no os interrumpo.
- Yo ya me iba. - dijo Zayn dirigiendose a Elisabeth para darle un beso en la mejilla y un abrazo a Niall como despedida. Le dedicó una sonrisa a Helen y se marchó.